Cada vez que escucho alguna canción de Julio Jaramillo se me hace inevitable pensar que le hicieron daño a la persona correcta. Esa misma sensación tengo al pensar en “Los Amores Imaginarios” de Xavier Dolan que es exactamente eso: La visión incorrecta del amor en los ojos de la persona correcta. Una sinfonía de colores, miradas y silencios, un reflejo incómodo de nuestras ilusiones, un recordatorio de que el amor y la idealización son, casi siempre, lo mismo.
La película nos introduce en el triángulo afectivo de Francis (Xavier Dolan) y Marie (Monia Chokri), dos amigos que se obsesionan con Nicolas (Niels Schneider), un joven cuya presencia parece hecha para despertar cualquier tipo de imaginario. En definitiva, no hablamos de una historia de amor en el sentido tradicional. Es casi, un experimento emocional, un viaje a través de lo que creemos sentir, lo que queremos que sea y lo que inevitablemente nos destruye. Dolan no nos da un desarrollo de personajes convencional, sino una exploración del deseo y la idealización.
Visualmente, Dolan hace lo que mejor sabe hacer: transformar cada encuadre en una obra de arte emocionalmente abrumadora, donde la vulnerabilidad y la estética conviven en una tensión cautivadora. La composición de cada plano es de una limpieza casi obsesiva, con un diseño de producción que convierte cada espacio en un escenario donde el amor no correspondido se ve hermoso, incluso cuando duele. La luz, siempre tenue y cálida, envuelve a los personajes en una atmósfera de ensueño, reforzando la sensación de que todo lo que vemos es un reflejo subjetivo de lo que ellos sienten.
Los diálogos son, en su mayoría, introspectivos y pretenciosos, reflejando esa constante necesidad de los personajes por analizar y justificar sus propios sentimientos, aunque muchas veces lo hagan desde un falso autoanálisis lleno de ego. Dolan nos muestra a personajes atrapados en sus propias idealizaciones, incapaces de escapar de ellas.
El amor en esta película no es lineal ni razonable; es maleable, pero resistente, como en la vida real, y se desarrolla en una narrativa donde las palabras importan tanto como los silencios que las rodean.
La música, como en toda su filmografía, es un personaje más. Dolan convierte una simple caminata bajo la lluvia en un evento casi místico. Los violines de Bach, las notas melancólicas de Dalida, las letras que parecen hablarnos directamente al oído. Todo está diseñado para que sintamos el peso de cada una de las emociones que acompañan al amor y al desamor, en contraste con temas como “House of Jealous Lovers” de The Rapture irrumpen en la banda sonora con una energía casi agresiva, reflejando la ansiedad del amor, como un retrato fiel a la realidad de un amor que no es sano.
Ficha técnica
- Título original: Les Amours imaginaires (Heartbeats)
- Título en español: Los amores imaginarios
- Año: 2010
- Duración: 102 min
- País: Canadá
- Guion: Xavier Dolan
- Dirección: Xavier Dolan
- Fotografía: Stéphanie Weber-Biron
- Reparto: Xavier Dolan, Monia Chokri, Niels Schneider, Anne Dorval, Patricia Tulasne
Pero lo que hace que la película para mí sea realmente especial es la forma en que rompe con cualquier estructura narrativa predecible. No estamos ante un arco de personajes convencional donde alguien aprende una lección y se redime. Aquí no hay un crecimiento claro, porque el amor —o la idea que tenemos de él— no nos permite siempre evolucionar de manera lineal. A veces, simplemente repetimos los mismos errores, millones de veces, atrapados en el placer masoquista de querer lo que no podemos tener y de idealizar lo que en la realidad es muy diferente.
Ver esta película es enfrentarse a un espejo. No solo porque todos, en algún punto, hemos amado desde la ilusión, sino porque Dolan tiene la capacidad de hacernos sentir que estamos ahí, dentro de la historia, reviviendo nuestros propios amores imposibles. Y en esa crudeza hay una belleza que nos deja con el corazón roto, pero con ganas de sentir algo tan real, aunque haya sido imaginario.
"L'important, c'est de se réveiller avec quelqu'un. C'est de dormir en cuillère. Hum. C'est ça l'important, la cuillère."